La primera vez que oí una canción de Sam Cooke no sabía a quién escuchaba. Tampoco la siguiente canción me ofreció una pista; y no descarto que me ocurriera lo mismo alguna otra vez, hasta que una recopilación llegó a mis manos y me descubrió a un artista fundamental. Aquellas dos primeras canciones de Sam Cooke que llegaron a mí lo hicieron a través de sendas películas ochenteras, y se quedaron grabadas a fuego en mi memoria de tal modo que hoy, unos treinta años después de descubrirlas, aún soy capaz de rememorar las escenas. Alguien tal vez se acuerde aún de la película Único Testigo, con Harrison Ford. Aquella secuencia tórrida y sensual (todo lo que el buen Ford podía conseguir, a mi parecer) en un cobertizo con la hermana de un niño Amish al que protegía. Bien es cierto que la versión del tema Wonderful World que aparece en esta película no es la original y no está interpretada por Sam Cooke, pero ese detalle, por aquel entonces, careció de importancia: Al...
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